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Alejo Figueroa Lúa

 Alejo Figueroa Lúa

Alejo Figuero Lúa, 45 años.

Es párroco de la comunidad de San Antonio. Aun cuando tiene apenas un año y medio en la localidad, ha logrado una relación muy estrecha con la comunidad, con quienes ha generado una serie de actividades que han activado la vida pastoral y comunitaria.

El padre Alejo, como ya le conocen en la comunidad, conoció la propuesta del proyecto a partir de una reunión que tuvo con el padre Ignacio Gil, de Tancítaro, y el padre Jorge Atilano, director del proyecto. En dicha reunión le platicaron cómo se iba a trabajar y  le dijeron que la comunidad a la que él atiende estaba dentro del  proyecto, “desde ese momento vi la oportunidad de realizar acciones positivas en favor de San Antonio”. De igual forma, los planteamientos generales de los proyectos, le animaron e hicieron que se sintiera apoyado.

 

“Aliviar un poco la situación que se está viviendo aquí en nuestra región, una situación de violencia, de crimen una situación en la que ésta comunidad de san Antonio está inmersa, la situación de la migración de trabajar con la gente que se queda aquí  de presentarles una mejor forma de trabajar, de organizarse y una mejor forma de vivir sobre todo para aquí para la comunidad”

 

Una de las condiciones básicas para el inicio de un proyecto es la consolidación de un equipo o grupos de personas e instituciones que se encuentren interesados en cambiar las condiciones de fragmentación del tejido social de su comunidad. El papel de estos actores es fundamental, pues son ellos quienes a partir del diálogo, activan sus distintos recursos y saberes en la construcción de un proyecto que responda a las necesidades de su comunidad. El padre Antonio, considera que ha habido cambios en su vida.

 

“he ido conociendo nuevas formas de organización, he trabajado en otras comunidades y como muchas otras personas y sacerdotes tenemos proyectos, tanto personales como para la  comunidad, el proyecto me ha otorgado nuevas maneras de ver, me ha ampliado el horizonte para poder trabajar más y mejor y llegar a la comunidad”

 

El desarrollo de un proyecto de estas dimensiones, depende en gran medida de las condiciones de la comunidad y de sus habitantes. Cada una de las personas que participan ponen lo que está al alcance de sus manos en organización de actividades que promueven y animan los vínculos al interior de la comunidad. Sin embargo, no es cosa fácil; la generación de condiciones parte en gran medida de la activación de las redes con las que cuenta la gente; entonces, cada persona y comunidad, dialoga no solamente sus necesidades, sino también las herramientas con las que cuentan. El padre Alejo, ha favorecido el desarrollo de actividades, ha convocado a la comunidad y facilitado los espacios y materiales que se requieren. Sin este apoyo, como el del párroco y el de la solidaridad de las personas, no sería posible reconstruir el tejido social.

“En el pueblo, en la cuestión de la sociedad, es más lento aplicar los proyectos, porque es primero convencer a la gente, convencerlos de que puede haber una forma diferente  de organización y una forma diferente de vivir. Estoy dispuesto a seguir trabajando.”

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